LA COCINA LITERARIA.

Como todas las cosas destinadas a perdurar y dejar su impronta, nació de casualidad, al abrigo de una humilde casa , de esas en las que las habitaciones se van tomando de la mano , una a una, en fila, hacia el destino final que es la cocina, donde su ambiente cálido, acogedor, del leño ardiendo, ayuda a soportar las noches de invierno..
Se sostenía con el magro ingreso de un médico público, poeta, bohemio, Nicolás Natiello, que como él mismo dejara grabado para siempre en uno de sus libros "Baldíos en fuga", y al igual que muchos grandes médicos de aquella época (año 1950), eran "mas filántropos que millonario Yanqui, -con fundaction- en la dádiva generosa de su visitas impagas.
También, muchas veces, algún paciente agradecido, arrimaba un paquete de yerba, azúcar, alguna gallina aún cacareando.
Allí, al conjuro de ese mágico hechizo de noches largas , poesía, y letras, se fueron sumando a poco a poco, para llenar su hambre de un bocado de pan de harina, y un bocado de sutiles rimas y narrativas que hoy perduran, grandes poetas .
Cuánto de ellos, se formaron y crecieron al amparo de la calidez de esa cocina, de esa casa, que aún recuerdo: tenía un puerta cancel que habría a un hall ,que servía de antesala del consultorio popular- donde no había obra social, tarifas, ni horarios estrictos. Donde la solidaridad , y el respeto y contención de muchas miserias humanas, eran un compañero más.
La sonrisa agradecida era el pago y a veces "el vuelto" unos remedios gratis , para paliar los males corporales.
Pero luego, al fondo se divisaba "la cocina", y siempre allí había gente -los estoy viendo ahora-, y sobre una mesa de madera , sin mantel ni ornatos, papeles y libros, y como fondo casi permanente, la charla literaria.
¡ Que belleza!. Que mágica conjunción de bohemios , para quienes el dinero no existía, las necesidades -muchas- se ahogaban en una bella poesía.
Que hermosa época romántica, de puertas abiertas -siempre abiertas- donde no transitaba el lamentable temor del miedo al robo -total que iban a levar -unos pocos instrumentos de medicina, algún mueble...Lo demás ideas, libros, cuentos, poesías..
Y vivió... mientras vivieron ellos, todos, los sin nombre, los bohemios eternos que forjaron su tiempo. Cuántas novelas, cuántas poesías se fueron esculpiendo entre mate y mate, o un café trasnochado esperando el alba.
Hoy cuando paso frente a tu puerta- cerrada y con un cartel de venta en la puerta- con tu umbral gastado de tantos bohemios de entonces , de tantos pacientes de entonces, y te veo languidecer entre las brillantes vidrieras de los negocios lindantes, no puedo evitar la tristeza.
Que habrá sido de ese espíritu comunitario, que malos vientos borraron esa vida, quien fue el autor de desemejante daño que encerró en los recuerdos el grupo literario tan solidario que formaban.
La muerte?.
No sé, si sus vidas viven aún , las vemos todos los días grises , donde el mejor amigo es un libro. No sé...

R.Natiello.2005.