Como en cuento infantil,
rescato en mi memoria la felíz adolescencia...
Bellísima época donde el futuro era toda una aventura
y un desafío esperado...
Buscado...
Soñado.
El pasado sólo un ayer.
Inmaculado, simple,
sin complejidades ni pérdidas....
Como un carro sin carga alguna
que se deslizaba detrás nuestro
sin dejar casi huellas....
Hoy, mirándo atrás,
ya las huellas calan más hondo
en el camino que dejamos...
Aparecen fantasmas, olvidos.
perdones, sueños felizmente cumplidos,
logros impecables, fracasos y pérdidas
Pero como si estuviera realmente
leyendo ese cuento inventado,
lo encuentro interesante, vital y,
con las lógicas opaciades.
podría afirmar que me agrada,
que me atrapa,
que me ha hecho felíz
y que siento que la mano de Dios
aún me acompaña...
.
Rodolfo