¡Son rosas!
Dos mañanas intensas,
pero ha valido la pena.
Las rosas, exuberantes,
en todo su esplendor;
parecían agradecer
las cándidas miradas
que les dirigía;
cuales suaves caricias
entre lentes de cristal.
Dos mañanas intensas,
pero ha valido la pena.
Las rosas, exuberantes,
en todo su esplendor;
parecían agradecer
las cándidas miradas
que les dirigía;
cuales suaves caricias
entre lentes de cristal.
.
Gracias a la gentileza de mi amigo Duarte
Gracias a la gentileza de mi amigo Duarte