martes, octubre 31, 2006

El ser

Erase un ser sin tiempo...
Dicen que nunca había nacido, que tenía ojeras eternas marcadas de violeta, figura longuilínea, mirada profunda, intensa, fria...
Aparecía esporàdica y fugazmente por el pueblo, todos lo conocían y nadie lo había visto siquiera pasar...
Pero entre los mozuelos pueblerinos se contaba que el misterioso ser solìa merodear en las noches sin luna, despuès de un aguacero.
Su sombra era de luz y su sonrisa de hielo...
Los ojos asombrosamente negros penetraban en el alma...
Una madrugada, chapoteando entre el barro y los adoquines de la calle central, cerca de los fondos de la pequeña Capilla, que aguardaba en reposo, el dominical encuentro de los fieles, un ebrio habitual de extramuros, transitaba su romance de alcohol buscando el equilibrio distante que le traería el sol del mediodía.
Llovía copiosamente...
Penosamente buscó refugio bajo uno de los árboles centenarios que poblaban la plaza, y cuyas ramas arqueadas, al mecerse azotadas por el viento, provocaban murmullos inquietantes.
De pronto, una brisa intensamente fria, le perforò la espalda.
Curiosamente dejò de tambalear y se paralizò su danza de etilo, en tanto sus pupilas dilatadas acompañaban la enormidad de su asombro.
Allí, frente a él, estaba el misterioso ser de los relatos...
-Quién eres?...
Por favor dime, quién eres?
Un silencio absoluto fue la respuesta del espectral ser .
Desesperado y enceguecido por la negra intensidad de esa mirada, intentó evadirse de la bruma grisasea que rodeaba su cuerpo...
En su loca carrera trastabillò, y al caer pudo ver al ser, que al tiempo que con voz de ultratumba decía: misión cumplida, se desdibujaba y perdía en la tenebrosa soledad de la plaza.
Con las primeras luces del alba, el Sacristàn de la Capilla, luego de dar el primer toque de campanas, pasado el temporal, iniciò su habitual caminata mañanera, y a poco de emprendida, encontró un cuerpo que yacia exánime en un surco de barro, con los ojos desorbitados y una mueca indescifrable de terror ...
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Rodolfo 10-06

jueves, octubre 19, 2006

Poesía...

Para escribir la mas tierna poesía, no es preciso,
implorar que las esquivas musas, acudan presurosas...
Ni imaginarse encuentros celestiales,
o trasladarse entre sueños al jardín de las rosas
donde una convención de aromas
deciden sutiles...
engendrar el permume.
Ni esperar que la luna acurrucada y ténue
culmine su romance noctámbulo y ardiente,
olvidada del sol, que oculto a las miradas
por millones de estrellas engarzadas,
espera la alborada...
Sólo basta sintonizar en la mágica armonía del universo,
la inconfundible melodía de los sueños,
sentir los suaves besos de la brisa del alma,
permitir que el corazón abra sus puertas...
dejar volar las manos y esperar...
Esperar que algún día,
alguien como tú,
inundada de esperanzas nuevas
suspire enamorada leyendo aquellas letras,
que una noche embriagado de amor,
escribió...
algún poeta.
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Rodolfo 10-06

viernes, octubre 13, 2006

Madres...


En el día de la madre...
¡FELIZ DIA PARA TODAS LAS MAMAS DEL MUNDO!
Las solteras, las que no lo buscaron,
las que toda la vida quisieron serlo...
Mamas biológicas, mamas de corazón,
mamas de la vida o mamas adoptivas...
madres en fín..
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creado por Luz Estevez

martes, octubre 03, 2006

Horizonte...

En el horizonte interminable de tu mirada
se perdieron los brillantes azules...
Ignorados los delfines, y los peces alados
en tu mar de tristeza.
Opacados, y sin luz, tus ojos sin cielo,
se embarcaron en una nave sin destino
escapada, sin brújula, esa noche de enero...
Y en ese inmenso mar, que conocí en delirios
de poeta noctámbulo,
fabulando mil viajes por arrecifes eternos
donde la luna esclava de las estrellas mías,
se reflejaba plena, en el brillo singular de tus pupilas,
encalle la madrugada en que nació tu olvido...
Naufragaron las lilas en tu jardín de estío.
Y golpeado por olas de amargura y tristeza
se transformó en astillas,
mi velero de sueños...
..............
Hoy, cercano a las playas,
y a veces en la arena,
humedecidos restos de cuarzos diamantinos
esparcidos , perdidos, olvidados,
y huérfanos...
esperan sin premura el final de los tiempos
Tus lágrimas...
las mías..
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Rodolfo 10-06