martes, marzo 18, 2014

Felicidad...

Entre montañas de libros
que abruman mi biblioteca,
tuve una idea alocada...
Escribir un libro extenso
donde anotar tiempos felices,
que grabados en mi alma
me dejaran revivir dichas nuevas y lejanas...
Un libro en cuyas hojas
me sumergiera  en las noches
en que la realidad cotidiana
hicieran temblar mi alma
por la amargura cercana...
Y entre recuerdos borrosos
de mi infancia tan lejana,
de mi dulce adolescencia,
de mi madurez cercana...
puse manos a la obra
y comencé a relatarlos...
Pensé, soñé, e hice memoria...
Busque en mi propia historia
y sólo escribí unas páginas
que mis lágrimas borroneaban.
de una pequeño librito
donde mi felicidad narraba...
Que pequeño era ese libro,
y que pequeña mi alma...
No supe que en esos momentos
en que la felicidad pasaba
no eran más que leves ráfagas
y cuando intenté gozarlas
el tiempo piadosamente
las guardó entre mis recuerdos
aquellos  bellos momentos
que mientras los tuve
ignoraba....
.
Rodolfo
 

miércoles, marzo 12, 2014

Moreira da Maia


MAIATO

Inmensos los campos de Moreira.
Desde el verde intenso de los maizales,
a la palidez de los trigales
salpicados de amapolas,
formando un colorido jardín.
Entre masías.
Catavientos.
Caminos cubiertos con parrales
Agua por las cunetas.
Hasta lirios y violetas
decoran aquellos prados verdeantes.
Solamente os despertaran
los tenues, casi celestiales,
ruidos naturales;
de los riachuelos,
de los pájaros,
o de un niño jugando.
¡Así son las tierras de Maia!
Desde El Monasterio de Moreira,
pasando por Refonteira,
Gantão, Matos, Real,
e Sendal hasta Quires...
los vallados adornados de zarzales,
“malápios”, castaños,
eucaliptos, robles y pinos,
suavizan los días del Estío,
que son pocos,
pues lo que más molesta
es la soledad de las tardes
en las lloviznas invernales.
En la mente de todos
las hazañas de la gente de la tierra,
desde o Lidador a Vieira de Carvalho,
como hijos ilustre que han sido.
Hasta por allí pasó don Pedro IV
antes de invadir Porto.
Hizo historia el largo de la feria,
al acampar allí con sus huestes.
Que los jueves se llena de gente.
Hasta la capillita ha sido testigo de ello.
Nuestra Señora madre de los hombres
Asiste, en su silencio,
a lo que pasa en Pedras Rubras,
como, allá al fondo, la vieja Escuela primaria.
La estación.
El aeropuerto.
Los bomberos.
La banda de música.
El vistoso grupo folclórico.
La chula que cantaba y bailaba mi padre.
Sólo las romerías y procesiones la despertaban
con cohetes y música,
de ese letargo y pacifismo.
Por fin “as Guardeiras”,
donde nací,
donde mi madre me acunó,
donde mi abuela me enseño a leer
donde mi abuelo me mostró la vida.
donde mi padre se hizo mi compañero
y mi hermana mi amiga.
El tirachinas, los grillos.
Las castañas asadas.
La matanza del cerdo.
Atajos y quintales..
Humedales, pozos, y riachuelos.
Bosque de pinares centenarios.
Eucaliptos gigantes.
El señor Ramalhão.
El señor Costa Maia.
David el de la farmacia.
El Zeca Seabra.
Los Pereira.
Las del tintorero.
Las Chinelas, la familia de mi abuela.
Hoy, alejado de este bello reducto,
dejo que divague mi mente,
en este reencuentro con mi Tierra.
Con mis raíces,
Moreira da Maia.
Donde este maiato creció en paz.
Donde fui muy feliz.

.

-
Un hermosísimo poema de mi querido amigo Duarte que llega a lo profundo del corazón con el amor a su tierra.

sábado, marzo 01, 2014

Argentino hasta la muerte..

 
Un poeta la bautizó
con el nombre de Argentina.
Un sol de trigo ilumina
las glorias de su bandera,
cuna del Chacho Varela,
San Martin, Guemes, Moreno
Bustos, Ramirez, Dorrego.
Paladines de una raza,
aquellos que a chuza y lanza
su libertad defendieron.
Cuando el hombre de otras tierras
vio derrumbarse sus sueños,
entre llantos, sangre y fuego
por el horror de las guerras,
mi patria que en su alma encierra
la grandeza del amor,
sin fijarse en el color
le abrio todas sus tranqueras,
sin preguntarle siquiera
raza, credo o religion.
Y aquel que se crea dueño
de esta noble tierra gaucha,
quiera ponerle su marca,
debe pensarlo primero;
que muchos gauchos murieron
por ganar su libertad.
Defender su dignidad
fue principio de esos hombres
que abonaron con su sangre
este suelo sin igual.
Por el orgullo que siento
de ser hijo de esta tierra,
sin rencores y sin guerras,
donde se guarda respeto
por el hombre y sus derechos,
dignificando a lo humano.
Donde no se arma la mano
para matar ideales,
donde flamean los trigales
con un canto de esperanza.
Yo quiero clavar la lanza,
de este homenaje a mi pueblo,
en el pecho de las guerras,
y gritarle al mundo entero
que aquel que tuvo la suerte
de haber nacido en mi tierra,
liberada por centauros,
ya puede gritar bien fuerte
aquellos versos ardientes
de Carlos Guido y Spano:
¡Argentino, Argentino
hasta la muerte!
.
Autor:Roberto Rimoldi Fraga
(Me ancantó siempre esta canción, por eso la comparto)