
Que vanas luces enciende el corazón...
Las bellas nubes de un ayer,
que dibujó tu encanto,
hoy se acorralan temerosas...
El frìo viento de mayo
perforó su tibieza...
Un recuerdo sin sol
se despereza...
hurga en los sinuosos laberintos
de cristales de hielo
de su alma herida por la pena
sin encontrar la llama solidaria
que encienda la esperanza...
Una efímera nostalgia detiene su gastado camino
y la soledad más absurda se apodera
de los espacios aún vírgenes
de un alma que, aunque ciertamente presiente
que su destino es inexorable,
aún espera...
.
Rodolfo.
5-10