La Dama de cristal.

Cuentan que durante muchísimos años, por las frías planicies patagónicas , vagaba una insólita y refulgente dama, que a su paso iluminaba los senderos tortuosos de la precordillera...
Bella, altiva y distante, todos esperaban las noches sin luna para poder verla.
Dicen que había llegado, accidentalmente, de una galaxia cercana, y que, abándonada en estas tierras por sus congéneres, al verse sola y en un mundo extraño se escondía atemorizada de la presencia humana .
Todos soñaban encontrarla algùn dìa, y los pocos que decían haberla visto, comentaban que era un espectáculo sobrecogedor observar como su cuerpo absorvía energía astral en los recodos montañosos , iluminando su entorno con una luz purísima dejándo traslúcido su cuerpo...
Bello, bellísimo...
Brillaba incandescente como un cristal y la luz que de ella emanaba, se descomponía en un increible arco iris envolvente...
Por mucho tiempo se tejieron historias acerca de esta increíble dama.
Que muchas veces la acompañaba la lluvia como una bendición para las sequías recurrentes que azotaban el lugar...
Que centelleaba en la profundidad de la montaña y las laderas se vestían de turquesa, brindando un espectáculo imponente...
Que había alguien que la buscaba incesantemente , perdidamente enamorado. ..
Nunca un testimonio comprobable, siempre historias alucinantes, pero...
Un día un extraño jóven apareció por el lugar, con un particular atuendo provocando curiosidad y preocupación en el villorrio.
-Yo la encontraré , dijo, nada puede detener el amor, ni el tiempo ni la distancia...
Le daré la paz y ese inmenso amor que ella espera...
A la mañana siguiente, con las primeras luces del día, comenzó su camino delirante, en búsqueda de la increible dama.
Nunca más se supo de él...
No obstante , afirman los paisanos, cuando se juntan a contar historias abrigados por el calor de los leños que acarician y entibian las noches del invierno austral, que el extraño joven logró llegar al refugio de la Dama y, al verla, su corazòn se estremeció de dicha.
Era bellísima , su cuerpo transparente, refulgente y su perfil perfecto...
Serena, se hallaba recostada sobre un lecho de hierbas, custodiada por dos enormes cóndores.
Aparentaba estar sumida en un sueño profundo, exánime...
Se acercó a ella temblando de emoción, tomó sus manos y, al contacto de sus labios, ambos ,tras un resplandor inusitado, se transformaron en un manantial de agua cristalina, de absoluta pureza escurriéndose entre las rocas que desafían el abismo, hacia el valle distante...
Dicen que el agua de ese manantial en su trayecto por la ladera, provoca un sonido suave y encantador que fascina a quienes lo escuchan inundando el alma de los privilegiados que logran encontrarlo con la ùnica e inigualable melodía...
La melodía del amor.
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"El amor verdadero hace milagros, porque él mismo es ya el mayor milagro".Amado Nervo
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Rodolfo 04-07