El amor por la madera, la repulsión por los metales,
hacen de mis manos, mis tensas manos,
dos seres contradictorios pero fieles al mundo.
Naturalmente prontas, amigas o enemigas,
con su debilidad un poco de mujer en otoño
aunque terribles de un corazón que no vacila,
casi siempre -siempre- dicen que sí a la vida
Pero otras manos inclinan mi ardua frente
sobre el polvo humillado:
esas que alumbran el pan carnal de cada día,
levantan esta casa, labran la piedra y la madera.
descifran el corazón de los motores,
También las nerviosas del tahúr,
También las de Catalina de Siena cuando en el ofertorio
sin querer las miraba y se mortificaba por encontrarlas bellas.
Y esas que en la cocina oscura -la miseria de amor-
aún aletean sobre los muertos días, altas
y sin olvido, oh pobres santas manos de la dorada sopa
de mi niñez, aún arden suavemente como lámparas,
como fuegos tranquilos de cada anochecer
se alzan desde mi corazón y arden aún,
viven aún...
(de" Desconocido de la Noche"-A Natiello)
2 comentarios:
Acá te ofrezco mi mano para que te acompañe.
Seguro que tus manos saben compartir el pan y escanciar el vino en las copas de quienes se sientan a tu mesa.
Saludos
Que bella respuesta.Gracias.Saludos
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